lunes, 22 de junio de 2015

Mi guagua


La decisión de entrar al programa MBA de la USFQ la tomé el 6 de abril del 2011 a las 6:39 de la mañana. Ese día  nació mi único hijo. A esa hora me di cuenta que mi vida hacía un click. Días antes, el bichito de hacer una Maestría ya me había picado porque había leído una publicidad de la Universidad en una revista especializada. Esa publicidad coincidió  con un dilema existencial que me afectaba durante esos días, me preguntaba: ¿a  dónde iba mi empresa?; una empresa familiar próxima a cumplir 38 años, los últimos 10 dirigidos por un servidor. Se puede decir entonces que, uniendo los dos temas trascendentales de mi vida en aquellos días, me envalentoné y decidí re-fundar mi vida profesional con el objetivo de  complementar “mi instinto autodidacta empresarial” con la teoría  administrativa para dirigir mi empresa a un cambio; no sabía si bueno o malo, pero estaba seguro que mi compañía necesitaba un giro, un renacimiento que simbólicamente había empezado con el nacimiento de mi guagua.

Entré al programa del MBA a los 39 años, con un título de periodista y 20 años de experiencia en administración de empresas familiares. Fue difícil: eran 14 años sin estudiar, la búsqueda de la adecuada coordinación entre horas de trabajo/horas de estudio, y el nuevo papel de ser padre (mi  hijo tenía casi 6 meses cuando empezó el programa) fueron los principales desafíos. También puedo afirmar que el hecho de que mi pregrado fuera parte de las Ciencias Sociales complicó a la hora de confrontar materias técnicas. Sin embargo, terminé el programa.

Después de graduarme en el 2013, puedo asegurar que veo las cosas de diferente manera.  Mi empresa estaba en un ciclo de madurez. A pesar de que por inercia coqueteaba con la estrategia de diferenciación, al realizar el análisis de las 5 fuerzas sectoriales de Porter (Porter, M. 1980) en la industria en que compite mi organización, logré confirmar la estrategia y empecé a dirigirla hacia el futuro. El proceso para alinearla con la estrategia genérica ha comenzado: el recurso humano, la parte operativa, la parte comercial y la parte financiera  están trabajando en  la permanente innovación de la ventaja competitiva.
Debo reconocer que lo más duro ha sido “vender la idea” a los accionistas/familia. La implementación de un Gobierno Corporativo tuvo oposición al principio ya que, como una típica empresa familiar, las decisiones se las tomaba de acuerdo a  la pasión sanguínea del momento. Ahora, aunque  persiste tal pasión, la dosis técnica ya se toma en cuenta y está volviéndose un hábito recurrir a ella.

En conclusión: el  MBA me está ayudando a profesionalizar mi empresa. A corto plazo el proceso de cambio iniciado se refleja en la confianza por parte de los involucrados en el nuevo modelo. A mediano plazo se busca  la consolidación en el mercado ecuatoriano. A largo plazo el objetivo será la internacionalización. Para esa fecha, mi guagua tendrá 8 años.

¿Cómo debería seguir introduciendo los cambios a futuro en esta empresa familiar con el fin de alcanzar los objetivos deseados?

Artículo escrito por: Álvaro Cobo, promoción 2011-2013

Referencias

Porter, Michael. 1980. Competitive Strategy: Techniques for Analyzing Industries and Competitors. New York. The Free Press.

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